26 agosto 2007

RELIGIÓN EN EVOLUCIÓN (30.000 AC): EMERGE LA GRAN DIOSA MADRE.


[IMAGEN SUPERIOR: Venus de Willendorf. Descubierta en 1908 en las cercanías de la localidad austríaca de Willendorf. Tiene una antigüedad estimada de 22.000 a 24.000 años].

La primera gran religión conocida con seguridad, es el culto de la Gran Diosa Madre. Sus orígenes son nebulosos, y suele asociarse con la irrupción de las "venus", estatuillas femeninas paleolíticas de diverso tamaño, que aparecen en Europa y el Medio Oriente hacia 30.000 AC. Sin embargo, sus últimos coletazos, derrotada por los dioses patriarcales, aún siguen entre nosotros. La evidencia documental e iconográfica permite probar hoy en día con bastante certeza que María, la Virgen madre de Jesús, es descendiente directa de la Gran Diosa que fue adorada en el Medio Oriente bajo los ubicuos nombres de Afrodita (Grecia), Arinna (Hatti), Aserah (Canaán), Astarté (Fenicia) e Ishtar (Mesopotamia), sirviendo como intermediaria la diosa frigia Cibeles. Como las venus aparecen hacia 30.000 AC., puede decirse que la religión de la Gran Diosa Madre tiene una aparición contemporánea, aunque esto pertenece en buena medida al campo de la especulación.


Se ha comprobado, por el estudio antropológico de las sociedades primitivas, que en ellas la mujer suele desarrollar un rol mucho más activo que en las sociedades patriarcales históricas conocidas. Esto se debe fundamentalmente a que ellas son las encargadas de la mantención de la comunidad, a través de la parición de nuevos hijos, y también por las redes y lazos que generan con la crianza de éstos. Además, al tener ellas el misterioso don de dar la vida, adquieren un estatus especial que se refleja en una preponderancia religiosa. Así es como en culturas del más diverso contexto, la encargada de intermediar con el ultramundo suele ser mujer: entre los mapuches este rol le correspondía a la machi, y entre los hebreos hay testimonios en sus tiempos primitivos de juezas mujeres (la jueza Débora, por ejemplo). También a esto responden instituciones antiguas tan peculiares como la prostitución sagrada, o el hecho de que desde antiguo se conozcan las "mujeres separadas", consagradas a la religión, como las "vírgenes del sol" incaicas, las vestales romanas o las actuales monjas católicas (si bien las "mujeres separadas" son de aparición posterior, y asociadas al surgimiento de las religiones patriarcales).

Por ende, los pueblos más antiguos tendieron a concebir el principio divino supremo con forma de entidad femenina: una Gran Diosa Madre, que al "parir" da la vida al universo entero. Parecía natural, porque un Dios masculino no es capaz de parir, y por tanto, no sería capaz de crear al universo entero. Después, los hombres inventarían un nuevo mecanismo para sus dioses masculinos, la "creación por la palabra", pero esto en el Paleolítico era aún desconocido.

Testimonio de este culto es la aparición de numerosas estatuas rupestres con formas femeninas, y con los rasgos propios de la fertilidad (pechos y vientre) abultados. Son las llamadas "venus", que se reparten por todo el continente europeo a lo largo de milenios.

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