27 noviembre 2005

LAS RAÍCES PAGANAS DE EUROPA.

El 01 de Noviembre recién pasado, Víspera de Todos los Santos, la Iglesia Católica volvió a insistir en apoyar su propia festividad y combatir la fiesta de Halloween, llamando a rescatar el verdadero sentido de esta festividad. Esto concuerda con la campaña de Juan Pablo II y Benedicto XVI, de "recuperar las raíces cristianas de Europa". Sin embargo, todo esto no es más que una flagrante mentira. No en balde, las principales fiestas católicas están todas superpuestas sobre antiguas fiestas paganas. Lejos de derrotar al Paganismo, la Iglesia Católica tuvo que asegurar su propia supervivencia "paganizando" sus propios rituales y tradiciones. Este es el calendario de fiestas católicas... y su correspondiente origen pagano.


[IMAGEN SUPERIOR: Bajorrelieve del Imperio Romano, en el siglo II o III d.C., que representa un taurobolio, esto es, al dios solar persa Mitra sacrificando un toro].

EL CICLO DEL DIOS MURIENTE.
La primera gran religión existente en Eurasia fue el culto a la Diosa Madre, como una manifestación de la eterna y omnipotente naturaleza en su doble faceta de dadora de vida, y también creadora de muerte. Para representar esto, las antiguas civilizaciones desarrollaron el llamado culto al Dios Muriente, un dios menor de sexo masculino asociado a la diosa como hijo, hermano o amante (y por lo general varias de estas alternativas al mismo tiempo), cuya gran misión en la vida era morir para ser resucitado por el infinito amor de la Diosa. Este culto se desarrolló fundamentalmente en las civilizaciones agrarias primitivas, que reflejaban de esta manera el ciclo de las estaciones, tan vital para las cosechas. De aquí surgió una enorme cantidad de ritualismo pagano, que se conservó en el seno del Cristianismo. No en balde, pagano viene de "pagus", que significa "campo" en latín. Debe considerarse que en la mentalidad primitiva, el ciclo de las estaciones no estaba asociado a fenómenos naturales como la inclinación del eje terrestre o la traslación de la Tierra alrededor del Sol, sino que era algo místico, casi mágico, que los dioses daban y quitaban a capricho, por lo que se debía mantenerlos contentos por medio de una serie de rituales que, de esta manera, aseguraban el regreso de las estaciones cálidas de primavera y verano al año siguiente.
Esta asociación entre una Diosa todopoderosa y un Dios Muriente se reprodujo en varias religiones antiguas: Hera y Zeus en Grecia, Istar y Tammuz en Mesopotamia, Astarté y Adonis en Palestina, Isis y Osiris en Egipto... y Aserah y Yahveh entre los hebreos (¡sí, hubo una época en la que el dios de la Biblia tenía esposa! Estamos escribiendo un substancioso artículo al respecto).
No es raro que estos cultos, por estar asociados a una actividad social tan vieja y a la vez tan imprescindible como la agricultura, no hayan podido ser destruidos por el Cristianismo naciente, que no tuvo más remedio que asimilarlos en su propio seno. Así es que cuando el fallecido Juan Pablo II, o el actualmente imperante Benedicto XVI, hablan de "las raíces cristianas de Europa", hacen confesión crasa de ignorancia, por cuanto las raíces religiosas de ésta le deben más a los paganos que a los cristianos. De hecho, Jesucristo mismo está configurado como un Dios Muriente más, mientras que el rol de "la Diosa" está repartido entre dos figuras distintas: el Espíritu Santo por una parte, que lleva consigo los aspectos espirituales de la "creación pasiva" y femenina (a diferencia del Padre, que a través de la Palabra representa la "creación activa" y por tanto masculina), y por la otra, la Virgen María, que representa el lazo maternofilial entre la Diosa Madre y el Dios Muriente.

EL CICLO DE LAS ESTACIONES Y SUS FIESTAS CORRESPONDIENTES.
El calendario de fiestas religiosas ha sido elaborado en el Hemisferio Norte. Por tanto, estas fiestas se corresponden con momentos propios del ciclo agrícola allá, y no son aplicables al Hemisferio Sur. Aún así, las fechas se conservaron, aunque a veces variando su importancia, cuando los cristianos llevaron la religión al Hemisferio Sur, en América del Sur y Oceanía, después del siglo XVI.
El invierno es representado en el Paganismo por el Padre Invierno, un dios masculino anciano y de largas barbas. El parecido con Santa Claus (el Viejito Pascuero en Chile) no es casualidad: esta figura está inspirada justamente en dicho Padre Invierno, aunque haya sido Coca Cola la que le haya dado su ropaje actual, por allá en la década de 1930. La vieja caricatura del Año Viejo entregando sonriente una banda a un rubicundo bebé llamado Año Nuevo, como puede apreciarse, tiene hondas raíces religiosas que se hunden en el alba de los tiempos civilizados. Este Padre Invierno representa al Dios Muriente en su última fase, la muerte, en sintonía con el invierno (aquí en el Hemisferio Sur se pierde un tanto el simbolismo, porque es pleno verano, pero las civilizaciones sudamericanas tenían sus propios rituales similares, como el Intihuatana, que algún día esperamos poder reseñar).
Pero la muerte del Dios Muriente es muerte y resurrección, en sintonía con el hecho de que en lo más profundo del invierno es donde nace la naturaleza. Por esto, muchos rituales entroncan con el solsticio de invierno, del 21 de Diciembre. Entre ellos están las Saturnales del Imperio Romano, el culto de Mitra (una religión persa que se propagó también por dicho Imperio), el Sol Invictus que regresa victorioso de la muerte (el Sol Invictus es la adaptación romana del culto solar oriental)... y el nacimiento de Jesucristo, que como dijimos, ha sido caracterizado con los rasgos propios de un dios que muere y resucita, y por tanto, su muerte se conmemora en estas fechas.
El siguiente gran ritual pagano era el alborear de las flores y el resurgimiento con fuerza de la naturaleza que se produce en la primavera. A tanto llegaba esto, que la mayor parte de los calendarios antiguos iniciaban el año en estas fechas. El calendario romano, por ejemplo, lo hacía en Marzo, hasta que Julio César dispuso que el primer mes fuera Enero, razón por la que los meses llamados séptimo (Septiembre), octavo (Octubre), noveno (Noviembre) y décimo (Diciembre) en realidad son noveno, décimo, décimoprimero y décimosegundo, respectivamente. Por esta razón también la primera constelación del Zodíaco babilónico es Aries, el Carnero, y no Capricornio. El Carnero se vincula a un antiguo rito que consistía en murmurar en sus oídos los pecados del pueblo, y después enviarlo al desierto a que se muriera (pobre carnero, ¿verdad?), con la esperanza de que así murieran los pecados y el dios de turno perdonara a los pecadores. De ahí viene el Agnus Dei, el Cordero de Dios que limpia el pecado del mundo, y que es una de las más poderosas asociaciones de Jesucristo.
El pueblo hebreo celebraba en estas fechas el nacimiento de la primavera, echándole encima otro rito más: la liberación del Pueblo Elegido de Egipto. Es decir, la Pascua judía. Ese simbolismo también fue elegido por Jesucristo en la Ultima Cena (que, como la Biblia dice, era la conmemoración de la Pascua judía), por lo que la Pascua cristiana, que representa la Pasión de Cristo, vino a superponerse sobre la Pascua judía, como liberación de la Humanidad en su conjunto. Tal es justamente la misión del Dios Muriente en las antiguas mitologías, que Cristo carga dentro del Cristianismo como el Agnus Dei, el Cordero de Dios, por lo que la celebración de la Pascua cristiana tiene también hondas raíces paganas (con la estación intermedia del ritual judío).
El pleno verano también era celebrado por los pueblos paganos, como la fiesta del Sol triunfante. Esto sucedía a mediados de Julio, por lo que la Iglesia Católica tuvo también que tomar cartas en el asunto para derrotar a los felices paganos. Así es que impuso en esas fechas la fiesta de San Juan (24 de Junio).
La última gran fiesta del año se producía a finales de Octubre y comienzos de Noviembre. En esas fechas ya el otoño estaba encima, y se precipitaba con fuerza el invierno. Las leyendas célticas antiguas hablaban de que se producía entonces el intercambio entre el mundo de los muertos y el de los vivos, por lo que se debían tomar precauciones mágicas especiales. En estas fechas se rendía culto especial a los muertos, festividad que la Iglesia ha conservado como la Víspera de Todos los Santos. Sin embargo, esta fiesta es mejor conocida por la deformación de su nombre inglés (Hallow Eve), de Halloween.
Si se desgrana aún más el calendario religioso cristiano, pueden descubrirse nuevas asociaciones. Por ejemplo ciertos períodos de tiempo como el Adviento o el Pentecostés, se corresponden con otras tantas fechas sagradas en el calendario agrícola primitivo (fechas de siembra, de cosecha, de vendimia, etcétera). De modo que todo el calendario religioso cristiano está calcado del calendario religioso pagano.
Pero un cristiano aún podría decir lo siguiente: "es cierto que las fiestas religiosas cristianas están sobrepuestas a las fiestas religiosas paganas, pero por otra parte, debido a que Cristo es el Redentor, estas nuevas fiestas adquieren nueva significación que en el ritual pagano no podían tener, y por eso es que merecen seguirse celebrando, pero ahora en un contexto católico". Sí, es un buen argumento, pero no suena mucho más convincente que un político diciendo "soy un político, y mi manera de hacer política está calcada de mis otros colegas políticos que son viles y corruptos, pero voten por mí porque yo lo hago por ustedes", o una empresa diciendo "vendemos el mismo producto que la competencia, pero prefiéranos a nosotros porque nuestra competencia es despiadada y egoísta, mientras que nosotros trabajamos por nuestros clientes". O sea, en definitiva, si el significado cristiano de esas fiestas es mejor o superior a su antiguo significado pagano, es una cuestión de fe y opciones personales. En cuanto al resto, la evidencia está allí para cualquiera que quiera mirarla.

1 comentario:

Rodolfo Plata dijo...

LAS RAICES CRISTIANAS DE EUROPA LAICA: En las provincias greco romanas, el cristianismo se inició como un movimiento laico: La Epístola apócrifa de los Hechos de Felipe, expone al cristianismo como continuación de la educación en los valores de la paideía griega, que tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador utilizando el discurso filosófico, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos). El apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). A partir de entonces, los pueblos helénicos tomando a Cristo como ejemplo de lo que es la trascendencia humana, lo siguieron no como Dios, sino como hombre, a fin de alcanzar los fines de la paideia (la supra humanidad); por ello lucharon por helenizar el cristianismo estructurando la fe conforme a la razón. Tarea a la que se avocaron: San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría (utilizando el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,),. Lo cual propició el choque entre culturas ante la oposición radical e intransigente de los príncipes de la sinagoga al uso de la razón en cuestiones sagradas tendente a evitar que se helenizara el cristianismo para evitar que se criticara el profetismo judío y mantenerlo sujeto a la Sinagoga. Desde entonces el talón de Aquiles de la doctrina de la Iglesia ha sido el profetismo judío y el fideísmo bíblico, al abrogar la enseñanza sobre el uso de la razón en cuestiones de fe que Cristo había revelado metafóricamente al ciego de nacimiento (Jn IX, 39), para hacer un juicio justo de nuestras creencias a fin de encontrar la verdad que nos liberara de las falsas certezas de la fe que nos mantienen ciegos__ Provocando en los pueblos cristianos la estulticia generalizada y la entronización del oscurantismo, al olvidar las raíces helenistas de nuestra cultura; lo cual ha convertido las Iglesias en sinagogas, los sacerdotes en rabinos, los cristianos en siervos del gobierno mundial judío, y el judeo cristianismo en religión basura. Así el movimiento cristiano dejó de ser laico y dejó de perseguir los fines últimos de la educación en la paideía; y por ello, no hemos alcanzado la sociedad perfecta ni la trascendencia humana. P Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Ed. Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD