23 octubre 2005

BREVE RESEÑA DEL PADRE HURTADO

La siguiente reseña sobre el Padre Alberto Hurtado, fue publicada en el diario La Tercera de Santiago de Chile, el Domingo 23 de Octubre de 2005, coincidiendo con la canonización del mismo. No deja de ser instructivo repasar su vida y aspiraciones, ahora que los empresarios y acomodados de Chile hacen esfuerzos inconcebibles para apoderarse de su figura y legado, y de esta manera limpiar sus conciencias con respecto a su propia insensibilidad social, que en vida tanto les fustigara justamente el Padre Hurtado. Incluso, ya no hablan de él como "Alberto Hurtado", sino con los dos apellidos, "Alberto Hurtado Cruchaga", para dejar bien en claro que "era de la alta"... Disgresiones aparte, aquí va el texto en cuestión:

"La vida, los hitos y el legado del sacerdote jesuita", por Macarena Royo y Sebastián Vásquez.

Desde pequeño Alberto Hurtado vivió en carne propia la pobreza. A sus cuatro años, sufre la pérdida de su padre, por lo que su mamá, Ana Cruchaga, se ve en la obligación de trasladarse desde el fundo en Casablanca a Santiago y a vivir de "allegados" en casas de parientes.

Cuatro años más tarde ingresa al Colegio San Ignacio de los padres jesuitas, donde el influjo del padre Fernando Vives se vuelve clave en su vocación sacerdotal. A los 16 años (1917) pide entrar a la Compañía de Jesús, pero los clérigos le aconsejan esperar, debido a la difícil situación económica por la que atravesaba su familia.

Tras estudiar Leyes cumple su anhelo de ingresar a la Orden Jesuita. La formación le exige alejarse del país y de su familia por 11 años. En este período recorre y se perfecciona en países como Argentina y España (Barcelona) para culminar en Bélgica (Lovaina), donde a los 32 años es ordenado sacerdote y estudia Pedagogía y Teología.


De vuelta en Chile.

En febrero de 1936 decide volver a Chile, donde encuentra una gran crisis social. En este momento comienza su intenso apostolado. Concentra sus energías en la formación de jóvenes, a través de las clases que imparte en el Colegio San Ignacio, en el Seminario Pontificio, en la Universidad Católica y en la escuela nocturna.

Desde siempre tuvo sintonía con sus alumnos. Algunos de ellos han mencionado que optaron por el camino del sacerdocio gracias a que conocieron a Alberto Hurtado.

Siempre se sintió conmovido por el dolor de los pobres. El sacerdote se vuelve en un acérrimo crítico social y sus intervenciones provocan cada vez más polémica. Motivado por la distancia que había entre ricos y pobres, en 1941 publica el libro "¿Es Chile un país católico?", quizás uno de sus principales legados.

Su discurso fue rechazado por diferentes sectores e, incluso, de la Iglesia. Es así también como crea su obra más representativa: el Hogar de Cristo, institución que hasta hoy ha mantenido su sello. Por las noches, recorría las calles de Santiago en su camioneta verde para recoger niños abandonados y los invitaba a vivir en esta nueva casa de acogida.

Forma la Acción Sindical Chilena (Asich), movimiento de difusión de la doctrina social de la Iglesia que nace para ofrecer una vía alternativa a los obreros, con miras a defender la dignidad del trabajo por sobre cualquier consigna ideológica. Las críticas se repiten, pero no sólo desde el empresariado, sino también desde el comunismo.

Otro de sus legados fue la Revista Mensaje, instrumento de expresión del pensamiento católico. Su labor social sólo la pudo frenar el cáncer en 1952. Pero su legado se mantiene hasta hoy.

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